Las personas a pesar de todo lo que hemos evolucionado, somos especialistas en hacernos infelices.
a pesar de todo lo que tenemos nos gusta siempre bucar algo para sentir infelicidad.
No sabemos la razón evolutiva que se esconde tras esta capacidad tan absurda.
tenemos
una necesidad absoluta de tener el control de nuestra propia vida, y
esto al ser imposible tal vez sea uno de los motivos que nos causa esta
infelicidad.
También sabemos que estamos obsesionados en conseguir el
reconocimiento y el amor de los demás. Esto es muy fácil para un niño
pequeño, está en medio de una familia que normalmente y salvo raras
excepciones le quiere y le encuentra guapo, le abraza, le quiere, le
mima..LO HACE SENTIR ESPECIAL!!!!!!!
El problema es cuando intentas ganarte el amor del resto del mundo porque no es tan fácil.
Necesitamos
que en el entorno afectivo, (hasta los 5 o 6 años) generemos autoestima
que luego nos servirá para poder lidiar con la gente con un cierto
sentimiento de seguridad en nosotros mismos. Las personas que de niños
tuvieron la suerte de desenvolverse en un ambiente de amor y de cariño,
tienen muchas ganas de seguir teniendo buenas relaciones con el resto
del mundo, y tienden a relacionarse de manera armónica en todos los
niveles.
Hay personas que todos hemos conocido en cualquier
momento de nuestra vida que odian a la humanidad , porque no tienen nada
que ver con ellos. Son personas que han entrado en el mundo de los
adultos con una cierta indiferencia, porque algo que pasó que hizo que
no pudieran recibir amor, y claro ahora no lo entienden.
Necesitamos de la felicidad y de la belleza.
La
felicidad, está dentro del camino de la propia felicidad, está formada
por pequeños momentos. Cuando planeas hacer algo que te apetece
muchísimo, durante los preparativos, estás disfrutando muchísimo, no
hace falta esperar al final para ser feliz, porque ya lo estás siendo
durante todos los momentos anteriores.
Buscamos la belleza
constantemente. La belleza es la ausencia del dolor, nadie con dolor
puede ser bello. Cuando nos enamoramos, lo hacemos como nos mandan
nuestros genes, siempre de la persona que genéticamente sea compatible
con nosotros, bella, con buena salud, y que nos asegure de que sus genes
van a ser los nuestros, y los nuestros de ella.
Poseemos una
grave incapacidad para cambiar de opinión, y esto nos genera muchísima
infelicidad y muchísimo estrés. Cambiar de opinión es estupendo, pero
genéticamente no estamos preparados.
Una de las causas evolutivas de
esa capacidad infinita de la gente para hacerse infeliz puede tener que
ver también, con la envidia. A la mayoría de las personas les da mucha
envidia el vecino, si gana más dinero que él, o si es más alto, o más
guapo, o tiene mejor casa, o mejor coche, o hijos más listos, o
cualquier otra cosa….
A veces la gente pospone la felicidad, o el
disfrute para un momento más adecuado. ¡Lo haremos, cuando los niños
sean mayores! ¡Lo haremos cuando tengamos más dinero!.
Yo creo
como siempre repito hasta el cansancio, que nunca hay que posponer nada y
muchísimo menos la felicidad. Este es el mejor momento de tu vida,
porque el mañana no existe, y no tienes ni idea de cómo será o si
seguiras ahi.
Pero el ser humano disfruta poco de la felicidad, porque aprovecha cualquier ocasión para sentirse desgraciado.
Tenemos
que acostumbrarnos a cambiar de opinión. Debemos darnos permiso y
pensar que no pasa nada, si piensas primero una cosa, y luego te das
cuenta de que te gustaba más la otra.
Cambiar de opinión cuando
se hace con permiso y sin estrés es una cosa muy gratificante que te
hace sentir que puedes tener un cierto control en tu vida.
Desde hoy, vamos a cambiar de opinión todos los días en alguna cosa pequeña para irnos acostumbrando poco a poco.